Hoy, 1 de Mayo, se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores. Desgraciadamente, en España este año la palabra trabajadores cobra un sentido demasiado especial, habida cuenta del nivel que ha alcanzado la cuota de desempleo, que por otra parte se traslada al descenso de la cantidad de vehículos que circulan por las carreteras y también al descenso en las cifras de siniestralidad vial. Y hoy es un buen día para recordar que, en materia de prevención vial, conducir es, en sí mismo, un trabajo.
En una empresa, cada uno de los trabajadores realiza unas funciones, con sus procedimientos, sus procesos y sus tareas. En el coche, en la moto, en la bici, en el autobús o en el camión, sucede lo mismo. Un conductor realiza unas funciones, con sus procedimientos, sus procesos y sus tareas. Y si la cosa falla…
En el caso del trabajador, un error en alguno de los puntos del día puede ser el origen de una situación que tiene su propia gradación. Desde un lapsus que deriva en la impresión de un nuevo documento, cuando el que tenía el trabajador entre manos ha ido por error a la papelera, hasta una pérdida millonaria que quizá derive en el despido del trabajador o en el hundimiento de la empresa. Por haber, hay un amplísimo abanico de posibilidades.
Además, se dice que en una empresa todo funciona como en una cadena, de manera que los aciertos y los errores de un trabajador repercute en el día a día de sus compañeros. En el ejemplo anterior, el cierre empresarial por una mala gestión sería un ejemplo muy gráfico, pero la cosa no acabaría ahí, ya que seguramente muchos proveedores de esa empresa se verían perjudicados con el cierre.
En la carretera, sucede exactamente lo mismo.
Cada uno de los desplazamientos que realizamos a bordo de un vehículo, tal es la función principal de los coches, motos y demás, se divide en procedimientos, procesos y tareas. Y de cómo planteemos esos procedimientos, de cuán escrupulosos seamos ejecutando cada uno de los procesos y del nivel de detalle que dediquemos a cada una de las tareas dependerá, en buena medida, que lleguemos airosos a nuestro destino.
En caso negativo, las consecuencias también se despliegan en un vasto abanico: desde un susto sin mayores repercusiones hasta el fallecimiento por un siniestro vial, cabe de todo: lesiones de menor a mayor entidad, con consecuencias temporales o permanentes.
Por supuesto, en la vida y en la carretera no estamos solos, sino que formamos una cadena con todo lo que nos rodea. Y en caso de siniestro vial, todos sufrirán las consecuencias. Desde nuestros familiares, amigos y allegados hasta quienes circulan a nuestro alrededor o quienes se encargan de descender por un precipicio en nuestro auxilio, llegando a ponerse ellos mismos en riesgo.
Así que, en efecto, en el Día Internacional de los Trabajadores, desde Circula Seguro no podemos hacer otra cosa que trazar una línea poco imaginaria, real como la vida misma, entre lo que supone trabajar y lo que supone conducir. Conducir es, en sí mismo, un trabajo. Si un trabajador descuidado no es el mejor compañero laboral que nos puede tocar tener al lado todo el día, porque acabaremos tocados por su descuido, un conductor descuidado supone exactamente el mismo problema. Y, visto en positivo, si en nuestro día a día como trabajadores nos esforzamos en hacer las cosas tan bien como sepamos, ¿por qué no vamos a hacer lo mismo cuando nos ponemos al volante?
En Circula Seguro | ¿Quién iba a imaginar que estaría ahí?